domingo, 18 de setembro de 2016

El deber / Duty

El deber
7. El deber es la obligación moral, primero con respecto a sí mismo, y en seguida con respecto a los otros. El deber es la ley de la vida, se encuentra en los más ínfimos detalles, lo mismo que en los actos elevados. Yo hablo sólo de deber moral, y no del que imponen las profesiones.
En el orden de sentimientos, el deber es muy difícil de cumplir, porque es el antagonismo de las seducciones del interés y del corazón, sus victorias no tienen testigos y sus derrotas no tienen represión. El deber intimo del hombre está abandonado a su libre albedrío: el aguijón de la conciencia, esta guardiana de la probidad interior, le advierte y le sostiene, pero a menudo permanece impotente ante los sofismas de la pasión. El deber del corazón fielmente observado, eleva al hombre; pero este deber ¿cómo se precisa? ¿En dónde empieza? ¿En dónde se para? "Empieza, precisamente, en el punto en que amenazáis la felicidad o el reposo de vuestro prójimo y termina en el límite que no quisiérais ver traspasar para vosotros".
Dios ha criado a todos los hombres iguales para el dolor; pequeños o grandes, ignorantes o ilustrados, sufren por las mismas causas, a fin de que cada uno juzgue sanamente el mal que puede hacer. No existe el mismo criterio para el bien, es infinitamente variado en sus expansiones. "La igualdad ante el dolor es una sublime previsión de Dios, que quiere que sus hijos instruídos, por la experiencia común, no cometan el mal arguyendo la ignorancia de sus efectos".
El deber es el resumen práctico de todas las experiencias morales; es una bravura del alma que desafía las agonías de la lucha; es austero y flexible y pronto a doblarse a las diversas complicaciones, permaneciendo inflexible ante las tentaciones."El hombre que cumple su deber, ama a Dios más que a las criaturas y a las criaturas más que a sí mismo"; es, a la vez, juez y esclavo de su propia causa.
El deber es el más hermoso florón de la razón, y depende de ella como el hijo depende de su madre. El hombre debe amar el deber, no porque preserve de los males de la vida, a los cuales la humanidad no puede sustraerse, sino porque da al alma el vigor necesario para su desarrollo.
El deber engrandece y radia bajo una forma más elevada en cada una de las etapas superiores a la humanidad; la obligación moral no cesa nunca en la criatura de Dios; debe reflejar las virtudes del Eterno, que no acepta un bosquejo imperfecto, porque quiere que la hermosura de su obra resplandezca ante él. (Lázaro. París, 1863).
El Evangelio Según El Espiritismo – Allan Kardec.
Duty
7. Duty is a moral obligation, firstly to ourselves and then to others. Duty is a law of life encountered in the smallest details as well as in the most elevated acts. Now I wish to speak only of moral duty and not of that duty which refers to the professions.
Within the order of sentiments, duty is a very difficult one to fulfill because it finds itself in antagonism with the seductions of interest and of the heart. Its victories have no witnesses and its failures suffer no repressions. Man's intimate duty is left to his free-will. The pressure of Man's conscience, this guardian of interior integrity, alerts and sustains him, but shows itself frequently impotent against the deceptions of passion. Duty of the heart, when faithfully observed, elevates Man, but how can we define it with exactitude? Where does duty begin? Where does it end? Duty begins exactly at the point where the happiness or tranquility of our neighbour is threatened, and therefore terminates at the limit we would not wish to be passed in relation to ourselves.
God has created all men equal in relation to pain; whether we be small or great, ignorant or educated, we all suffer for the same motives so that each one may judge in clear consciousness the evil that can be done. With reference to goodness, in its infinite variety of expressions, the criterion is not the same. Equality in the face of pain is God's sublime providence. He desires that all of His children, being instructed through their common experiences, should not practise evil with the excuse of not knowing its effects.
Duty is a practical summary of all moral speculation; it is the bravery of the soul which faces the anguishes of battle. It is both austere and mild, ready to adapt itself to the most diverse complications while maintaining inflexibility before temptations. The man who fulfils his duty loves God more than his fellow beings and loves his fellow beings more than himself It is at one and the same time judge and slave in its own cause.
Duty is the most beautiful laurel of reason, and is born of it as a child is born of its mother. Man should love duty, not because it protects him from the evils of life from which humanity cannot escape, but because it transmits vigour to the soul, which it needs so as to be able to develop.
Duty grows and irradiates under a constantly more elevated form in each of the superior stages of humanity. A person's moral obligations towards God never cease, They must reflect the eternal virtues, which do not accept imperfect outlines, because He wishes the grandeur of His work always to be resplendent before their eyes. - LAZARUS (Paris, 1863).
The Gospel According To Spiritism – Allan Kardec.

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