sexta-feira, 10 de fevereiro de 2017

"El pan nuestro de cada día, dádnosle hoy" / Give us this day our daily bread!.

"El pan nuestro de cada día, dádnosle hoy".
Dadnos el alimento para conservar las fuerzas del cuerpo; dadnos también el alimento espiritual para el desarrollo de nuestro espíritu.
El bruto encuentra su alimento; pero el hombre lo debe a su propia actividad y a los recursos de su inteligencia porque vos le habéis creado libre.
Vos le habéis dicho: "Extraerás tu alimento de la tierra con el sudor de tu frente"; por eso habéis hecho una obligación del trabajo a fin de que ejercitara su inteligencia buscando los medios de proveer a su necesidad y a su bienestar; los unos por el trabajo material, y los otros por el trabajo intelectual; sin trabajo quedaría estacionado y no podría aspirar a la felicidad de los espíritus superiores.
Vos secundáis al hombre de buena voluntad que confía en vos para lo necesario, pero no al hombre que se complace en la ociosidad, que todo quisiera obtenerlo sin pena, ni al que busca lo superfluo. (Cap. XXV).
¡Cuántos hay que sucumben por su propia falta, por su injuria, por su imprevisión o por su ambición, y por no haber querido contentarse con lo que les habéis dado! Esos son los artífices de su propio infortunio, y no tienen derecho de quejarse, porque son castigados por donde han pecado. Pero ni aún a esos abandonáis porque sois infinitamente misericordioso, sino que les tendéis una mano caritativa desde el momento en que, como el hijo pródigo, vuelve sinceramente a vos. (Cap. V, núm. 4).
Antes de quejamos de nuestra suerte, preguntémonos si es producto de nuestras propias acciones: a cada desgracia que nos sucede, preguntémonos si hubiese dependido de nosotros el evitarla: pero digamos también que Dios nos ha dado la inteligencia para salir del atolladero, y que de nosotros depende el hacer uso de elra.
Puesto que la ley del trabajo es la condición del hombre en la tierra, dadnos ánimo y fuerza para cumplirla; dadnos también prudencia, previsión y moderación, con el fin de no petder el fruto de este trabajo.
Dadnos, pues, Señor, nuestro pan de cada día, es decir, los medios de adquirir con el trabajo las cosas necesarias a la vida, porque nadie tiene derecho de reclamar lo superfluo.
Si nos es imposible trabajar, confiamos en vuestra Divina Providencia.
Si entra en vuestros designios el probarnos por las más duras privaciones, a pesar de nuestros esfuerzos, las aceptamos como justa expiación de las faltas que hayamos podido cometer en esta vida o en una vida precedente, porque vos sois justo; sabemos que no hay penas inmerecidas, y que jamás castigáis sin causa.
Preservadnos, Dios mio, de concebir la envidia contra los que poseen lo que nosotros no tenemos, ni contra aquellos que tienen lo superfluo cuando a nosotros nos hace falta lo necesario. Perdonadles si olvidan la ley de caridad y de amor al prójimo que les habéis enseñado. (Cap. XVI, núm. 8).
Separad también de nuestro espíritu el pensamiento de negar vuestra justicia, viendo prosperar al malo, y al hombre de bien sumergido algunas veces en la desgracia. Gracias a las nuevas luces que habéis tenido a bien darnos, sabemos ahora que vuestra justicia se cumple siempre y no hace falta a nadie; que la prosperidad material del malo es efímera, como su existencia corporal, y que sufrirá terribles contratiempos, mientras que la alegría reservada al que sufre con resignación será eterna. (Cap. V, núms. 7, 9, 12 y 18).
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO – Allan Kardec.
Give us this day our daily bread!
Give us the necessary food for the maintenance of our physical strength and give us also spiritual nourishment for the development of our spirits.
The animals find their pastures, but Man depends on his own activity and his mental resources to produce his food because You gave him freedom.
You have said: "You will earn your bread by the sweat of your brow," and with these words You made work an obligation, which makes us exercise our intelligence in the search for the means to provide our necessities and to attend to our well-being: some by their material work, others by their intellectual work. Without work, Man would remain stationary and could not aspire to the happiness of the Superior Spirits.
Please help those of goodwill, who depend on You for what is necessary, but not those who take pleasure in being lazy and like to receive all things without any effort, nor those who seek superfluity (See chapter 25).
How many succumb throught their own fault, through negligence, through being improvident, through ambition, or through not being content with what You had given them! These are the authors of their own misfortunes and do not have the right to complain, since they are punished according to the manner in which they sinned. But You will not abandon even these because You are infinitely merciful and will extend a providential hand to them, if they return to You with sincerity, like the prodigal son (See chapter 5, item 4).
Before lamenting our bad luck, help us ask ourselves if it is not our own work; at each misfortune which befalls us, help us to verify if we could have avoided it; help us repeat to ourselves that God has given us intelligence so as to be able to get ourselves out of any slough and that it depends on us to put this intelligence to good use.
Seeing that Man is subject to the law of labour here on Earth, give us the courage and the strength to fulfill this law, Give us also prudence and moderation so that we may not lose its fruits.
Give us then, Lord, our daily bread, or rather the means of acquiring our necessities through work, because no one has the right to ask for superfluity.
If we are unable to work, help us have confidence in Your divine providence.
If it is within Your design to test us with great privation, despite our efforts, we accept this as a just expiation for the faults which we have committed in this life or in a previous one, because we know that You are just, and that there are no undeserved penalties since You never punish without cause.
Lord, preserve us from envying those who have what we have not, or of those who have superfluous things at their disposal, when we are wanting in what is necessary. Forgive them, Lord, if they forget the law of charity and of love towards one's neighbour, which You have taught (See chapter 16, item 8).
Withdraw also from our spirit the idea of denying the existence of Your justice when we see evil prosper, and the unhappiness which sometimes falls upon the godly man. Thanks to the new enlightenment which You have given us, we know that Your justice never fails and does not make any exceptions; the material prosperity of one who is evil is as fragile as his bodily existence and he will experience terrible reverses; whereas life will be eternal bliss for those who suffer with resignation (See chapter 5, items 7, 9,12 & 18).
THE GOSPEL ACCORDING TO SPIRITISM – Allan Kardec.

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