Not all those who say: Lord! Lord! Will enter into the
kingdom of heaven.
6. Not everyone that saith unto me, Lord, Lord, shall
enter into the Kingdom of Heaven; but he that doeth the Will of my Father which
is in Heaven. Many will say to me in that day, Lord, Lord, have we not
prophesied in thy name? And in thy name have cast out devils? And in thy name
done many wonderful works? And then will I profess unto them, I never knew you:
depart from me, ye that work iniquity (Matthew, 7: 21-23).
7. Therefore whosoever heareth these sayings of mine,
and doeth them, I will liken him unto a wise man, which built his house upon a
rock: and the rain descended, and the flood came, and the winds blew, and beat
upon the house; and it fell not: for it was founded upon a rock. And everyone
that heareth these sayings of mine, and doeth them not shall be likened unto a
foolish man, which built his house upon sand. And the rain descended, and the
floods came, and the winds blew, and beat upon the house; and it fell: and
great was the fall of it (Matthew, 7: 24-27, and similarly in Luke, 6: 46-49).
8. Whosoever therefore shall break one of these least
commandments, and shall teach men so, he shall be called the least in the
Kingdom of Heaven.' but whosoever shall do and teach them, the same shall be
called great in the Kingdom of Heaven (Matthew, 5: 19).
9. All who recognise the mission of Jesus say; Lord!
Lord! But of what use is it to call 'Master' or 'Lord' when you do not follow His
precepts? Are they Christians then, who honour Him with exterior acts of
devotion while at the same time making sacrifice to pride, selfishness, greed
and all the passions? Are they then His disciples, those who pass their days in
prayer yet show themselves no better, nor more charitable, nor more indulgent
towards their fellow beings? No, seeing that as the Pharisees, they have prayer
on their lips but not in their hearts. They can impress men with their manner,
but not God. In vain they can say to Jesus; "Lord! Do we not prophesy,
that is to say, do we not teach in Your name? Do we not expel demons in Your
name? Do we not eat and drink with You?" He will reply to them; "I
know not who you are; go away from me, you who commit iniquity, you who deny by
your acts what you say with your lips, who slander your neighbour, who rob
widows and commit adultery. Go away from me, you whose hearts distil hate and
bile, who spill the blood of your brothers and sisters in My name, who cause
tears to flow instead of drying them. For you there will be weeping and
gnashing of teeth, seeing that God's Kingdom is for those who are gentle,
humble and charitable. Do not expect to bend God's justice by the multiplicity
of your words nor the amount of your kneeling. The only pathway which is open
wherein you may find grace in His sight, is by the sincere practice of the law
of love and charity."
The words of Jesus are eternal because they are the
truth. They constitute not only a safe conduct to celestial life, but also a
pledge of peace, of tranquility and the stability of earthly things. This is
why all institutions, be they human, political, social or religious, that rely
on these words will always remain steadfast as the house built upon rock. They
will be retained by Man because in them he will find his happiness. However,
those who violate these words will be as the house built upon sand, which the
wind of renewal and the river of progress will sweep away.
THE GOSPEL ACCORDING TO SPIRITISM – Allan Kardec.
Los que dicen:
¡Señor! ¡Señor!
6. No todo el
que me dice: ¡Señor! ¡Señor! entrará en el reino de los cielos; si no el que
hace la voluntad de mi padre, que está en los cielos, ese entrará en el reino
de los cielos. -Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor! ¡Señor! ¿pues no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros? - Y entonces yo les dire claramente: Nunca os conocí:
Apartáos de mí los que obráis la iniquidad. (San Mateo, cap. VII, v. 21, 22 y
23).
7. Pues todo
aquel que oye estas mis palabras y las cumple, comparado será a un barón sabio,
que edificó su casa sobre la peña. Que descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron impetuosamente en aquella casa, y no cayó: Porque
estaba cimentada sobre peña. - Y todo el que oye es tas mis palabras y no las
cumple, semejante será a un hombre loco, que edificó su casa sobre arena. - Que
descendió lluvía, vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron impetuosamente
sobre aquella casa, y cayó y fué su ruina grande. (San Mateo, cap. VII, v. de 24 a 27. San Lucas, cap. VI, v. de 46 a
49).
8. Por lo cual,
quien quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y enseñare así a los
hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos. Mas quien hiciere
y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos. (San Mateo,
cap. V, v. 19).
9. Todos los que
confiesan la misión de Jesús, dicen: ¡Señor! ¡Señor! ¿Pero de qué sirve
llamarle Maestro o Señor, si no se siguen sus preceptos? ¿Son acaso, cristianos
los que le honran por actos exteriores de devoción, y veneran al propio tiempo
al orgullo, al egoísmo, a la ambición y a todas sus pasiones? ¿Son, acaso, sus
discípulos aquellos que pasan días rogando, y, sin embargo, no son ni mejores,
ni más caritativos, ni más indulgentes para sus semejantes? No, porque, como
los fariseos, tienen la oración en los labios y no en el corazón. Con la forma
pueden imponer a los hombres, pero no a Dios. En vano dirán a Jesús:
"Señor, hemos profetizado, es decir, enseñado en vuestro nombre, - hemos
comido y bebido con vos"; él responderá: "No sé quiénes sois;
apartaos de mí los que obráis la iniquidad, vosotros que desmentís vuestras
palabras con vuestras acciones, que calumniáis a vuestro prójimo, que despojáis
a las viudas y cometéis adulterio; apartaos de mí, vosotros cuyo corazón
destila la ira y la hiel, vosotros que derramáis la sangre de vuestros hermanos
en mi nombre, que hacéis correr las lágrimas en vez de enjugarlas. Para
vosotros habrá lágrimas y crujir de dientes, porque el reino de Dios es para
aquellos que son dulces, humildes y caritativos. No esperéis doblar la justicia
del Señor con la multiplicidad de vuestras palabras y de vuestras
genuflexiones; el sólo camino que tenéis abierto para encontrar gracia ante El
es la práctica sincera de la ley de amor y de caridad". Las palabras de
Jesús son eternas, porque son la verdad. No sólo son la salvaguardia de la vida
celeste, si que también la prenda de la paz, de la tranquilidad y de la
estabilidad en las cosas de la vida terrestre; por esto todas las instituciones
humanas, políticas, sociales, religiosas, que se apoyen en esas palabras, serán
estables como la casa que se construye sobre la peña; los hombres las
conservarán porque encontrarán en ellas su felicidad; pero aquellas que fueren
su violación, serán como la casa construída en la arena; el viento de las
revoluciones y el torrente del progreso las arrastrarán.
EL EVANGELIO
SEGÚN EL ESPIRITISMO – Allan Kardec.
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